La ingesta excesiva de sal puede desencadenar o empeorar la hipertensión arterial, aumentando el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
La sal está presente en muchos productos alimenticios que consumimos (pan, jamón, queso y la mayoría de los alimentos procesados). Esto explica que nuestra ingesta supere la dosis diaria de 5 gramos de sal recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la dieta promedio de un argentino aporta entre 11 y 12 gramos de sodio por día.
Hay una gran cantidad de alimentos y productos disponibles en el mercado que contienen altas cantidades de sodio en su composición; incluso, en muchos casos, ni siquiera son salados. Es aquí donde aparece la importancia de identificar eso que se podría llamar "sal oculta", que, sin saberlo, aumenta los niveles diarios de consumo de sodio.
La sal invisible se puede encontrar en carnes y reemplazos, como milanesas de soja, hamburguesas, medallones de pollo o pescado y todo tipo de fiambres. Por ejemplo, unas hamburguesas comerciales tienen alrededor de 547 mg de sodio; dos fetas de jamón cocido tienen 628 mg de sodio.
Los enlatados y congelados también son productos que contienen mucha sal y que no siempre se los considera de este modo.
Los quesos se ubican dentro de esta lista de alimentos. Por ejemplo, una porción de queso Port Salut tienen alrededor de 240 mg de sodio, mientras que dos cucharadas de queso rallado tienen 300 mg de sodio.
Los panificados son otro de los grupos de productos que suman mucho sodio a la dieta. El pan lactal, ya sea blanco o negro, el pan francés, las tostadas y las galletas de arroz son ejemplos claros de panificados con mucha sal. Dentro de este grupo también se ubican las galletitas dulces y las facturas, aunque su gusto no sea particularmente salado. Así, dos rebanadas de pan lactal tienen alrededor de 256 mg de sodio; por su parte, la misma cantidad de pan sin sal tiene 57 mg de sodio.
Las barras de cereal y los cereales en sí mismos también suelen sumar sodio a la dieta. Se estima que una barra de cereal de alrededor de 23 gramos tienen entre 30 y 60 mg de sodio, mientras que una porción de cereales tiene casi 120 mg.
Productos industrializados como las pastas frescas y secas, el arroz, los fideos y las croquetas suman mucho sodio a la dosis diaria.
Los postres -postrecitos y gelatinas, por ejemplo- también son productos con mucha sal, aunque su sabor sea dulce. Una taza de postre royal diet tiene 60 mg de sodio, en comparación con una fruta mediana que tiene alrededor de 2 mg.
Excepto las reducidas en sodio, las aguas minerales también contienen altos niveles de este mineral, por lo que aquellas personas que tienen problemas de hipertensión u otras patologías deben considerarlo al momento de hidratarse.
¿Cómo evitar el exceso de sal oculta?
Para poder hacer frente a este problema tenemos que aprender a leer las etiquetas.
Hay mucha diferencia respecto del contenido de sodio entre distintas marcas, por lo que es necesario prestar atención al momento de elegir un producto.
Además, es importante identificar el uso de nombres alternativos como glutamato de sodio, pirofosfato de sodio, propianato de sodio, inosinato disódico, citrato sódico, alginato disódico.
Es necesario, sobre todo en aquellos pacientes que tengan alguna patología, evitar los alimentos que no aclaren el contenido de sodio.
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