La boca tiene diferentes funciones, la alimentación y digestión, el habla, el besar y el sonreír. Los bebes conocen el mundo a través de ella y es fundamental en la lactancia. Por estos motivos es de suma importancia el cuidado de la salud bucal.
Para lograr y mantener la salud bucal es necesitamos realizar una correcta higiene bucal para eliminar la placa con una limpieza eficaz y frecuente, usar dentífricos y enjuagues con flúor y visitar al dentista cada 6 meses, e ingerir alimentos saludables durante nuestras comidas, ya que éstos resultan clave a la hora de prevenir la formación de las caries.
Los alimentos cariogénicos son aquellos que al ingerirlos facilitan la producción de caries generando un riesgo para nuestra salud dental.
Entre los diversos factores que predisponen a cada persona a adquirir esta enfermedad dental, la calidad de la dieta es uno de los factores fundamentales. Se recomienda llevar una alimentación equilibrada optando por alimentos naturales que faciliten la limpieza natural mediante nuestra propia salivación, y sobre todo evitar los alimentos cariogénicos.
A la hora de evaluar en qué medida un alimento es cariogénico deberemos tener en cuenta:
Adhesividad: cuanto más “pegajoso” es el alimento más tiempo estará en contacto con nuestros dientes y más fácil será que actúen de forma negativa sobre los mismos.
Consistencia: los alimentos duros y fibrosos como las manzanas o las zanahorias ayudan a la limpieza natural mediante la creación de saliva, mientras que los blandos como las galletitas o el chocolate tienen tendencia a ensuciar la boca en mayor medida.
Tamaño de las partículas que los forman: los compuestos por partículas pequeñas tienen una mayor posibilidad de permanecer entre cavidades tras la limpieza.
Momento en el que ingerimos el alimento: la cariogenicidad de un alimento es mayor si se ingiere picando entre comidas, en lugar de formar parte del desayuno, el almuerzo o la cena. Esto se debe a que durante las comidas se produce una mayor salivación y normalmente permanecemos más tiempo masticando los diferentes alimentos que componen el plato, lo que produce también un mayor movimiento que acelera la eliminación de residuos.
Frecuencia al ingerir alimentos potencialmente nocivos: como resulta lógico, cuanto más frecuentemente comamos alimentos cariogénicos, más posibilidades existirán para la formación de caries.
A grandes rasgos, el alimento cariogénico por excelencia es el azúcar. Teniendo esto en cuenta, si deseamos reducir el riesgo de caries mediante un cambio en nuestros hábitos alimentarios, conviene prestar especial atención a los siguientes alimentos.
Caramelos y golosinas: son el alimento con alto porcentaje de azúcar y por lo tanto, peligrosos para nuestros dientes. Si no deseas eliminar del todo su ingesta, se recomienda elegir aquellos que desaparezcan rápidamente de la boca, evitar masticarlos a toda costa y no consumir aquellos que se peguen en los dientes con facilidad.
Gaseosas: las bebidas colas, naranjadas o similares, contienen una alta cantidad de azúcar y al ser líquidos, consiguen llegar a las cavidades interdentales. También las gaseosas dietéticas o light y aquellos sin burbujas pueden aumentar el riesgo de caries, ya que su consumo reduce el esmalte dental y no proporciona ninguna de las cualidades beneficiosas para nuestros dientes que tiene el agua.
Papas fritas, pan y galletitas saladas: Los hidratos de carbono refinados con almidón tienen la capacidad de transformarse en azúcares; por lo tanto, son considerados alimentos cariogénicos especialmente si no se procede a un lavado dental tras su ingesta entre comidas.
Jugos concentrados o en polvo: en muchas ocasiones, estos jugos envasados proporcionan ingredientes que endulzan su sabor para hacerlos más atractivos, pero se eliminan muchas de las propiedades originales de la fruta (como la fibra o el alto valor vitamínico). Por lo tanto, conviene optar jugos naturales y beberlos con moderación, o al menos, revisar los ingredientes de los jugos envasados para elegir los de menor porcentaje de azúcar.
Chocolates: A pesar de su exquisito sabor los chocolates son alimentos altamente cariogénicos, debido a su altísimo nivel de azúcar y sobre todo, a la textura blanda y pegajosa, fácilmente adherible a los dientes, que presentan en la mayoría de los casos.
La mejor opción para evitar las caries es elegir chocolates con el mínimo de azúcar posible.
Helados: al igual que ocurre con las gaseosas y jugos concentrados, los helados se derriten con facilidad en la boca convirtiéndose en líquido, lo que facilita la entrada de residuos azucarados entre los dientes.
Cereales para el desayuno o barritas energéticas: en la mayor parte de los cereales para el desayuno o barritas de cereales encontraremos la miel o el azúcar como parte de sus ingredientes. Su textura facilita que los restos se queden pegados a los dientes, por lo que tras consumirlos, se aconseja un cepillado a conciencia de los dientes, con especial atención a los molares.
Pastelería: medialuna, facturas, tartas y tortas también son uno de los alimentos con un índice más alto de azúcar y carbohidratos, y en muchas ocasiones, sobre todo si son de fabricación industrial, no contienen un valor nutricional saludable. Están por supuesto incluidos en la lista de alimentos cariogénicos y debemos moderar su ingesta.
Exceso de azúcar o miel en las infusiones: las infusiones no conllevan un aumento de riesgo de caries de por sí, pero casi nunca tomamos estas bebidas solas. Siempre solemos añadir azúcar o miel para endulzar su sabor, por lo que debemos tener cuidado con las cantidades. Al ser líquidos, pasan con más facilidad entre los dientes.
Frutas secas: las ciruelas disecadas, los higos, o las pasas también pueden convertirse en un peligro para nuestros dientes debido a su textura pegajosa, su alto nivel de azúcar y porque habitualmente los ingerimos como snack entre comidas. Al comerlos resulta recomendable lavarse los dientes a continuación.
Además de estos consejos, debemos tener en cuenta que también existen alimentos que presentan un efecto inhibitorio sobre los procesos cariogénicos. Al contrario de lo que ocurre con los mencionados en lista anterior, éstos crean un efecto positivo al evitar la acumulación de placa y residuos, y benefician la protección frente a las caries gracias a sus propiedades.
Los principales componentes que aumentan la protección natural de nuestro organismo frente a las caries son: el flúor (o bien en los alimentos o administrado en forma tópica en un enjuague o dentífrico), alimentos con calcio y fósforo (evitan la desmineralización del diente), y alimentos que aporten buenos niveles de hierro y proteínas.
La salud bucodental, es fundamental para gozar una buena calidad de vida, la ausencia de la misma limitan la capacidad de morder, masticar, sonreír y hablar, al tiempo que repercuten el bienestar psicosocial. La boca es un reflejo de tu salud, cuida tu boca, cuídate.
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