La glándula tiroidea se encuentra en la base del cuello y tiene forma de mariposa. Su función es la de regular el metabolismo, aunque muchas veces puede verse alterada por diversas causas. Hoy se estima que el 10 por ciento de la población mundial, alrededor de 700 millones de personas padece algún trastorno tiroideo.
La glándula tiroides regula el metabolismo mediante la producción, almacenamiento y liberación de hormonas como tiroxina (T4), triyodotironina (T3) y calcitonina, que inciden en casi todas las células y órganos. Son necesarias para la síntesis de muchas proteínas esenciales en los períodos de crecimiento y contribuye en el desarrollo del sistema nervioso central; influye en la frecuencia cardíaca, el nivel de colesterol, la fuerza muscular, regula la temperatura corporal, el ritmo intestinal y la función reproductiva, entre otros muchos aspectos.
Las alteraciones de funcionamiento más conocidas son el hiper y el hipotiroidismo, que suelen estar acompañadas del aumento del tamaño de la glándula. El hipotiroidismo disminuye la producción de hormonas tiroideas, sus síntomas más frecuentes son: decaimiento, sueño, fatiga, sobrepeso y problemas en la función reproductiva. El hipertiroidismo, un exceso de la función de la glándula, puede manifestarse con irritabilidad, taquicardia, pérdida de peso, mayor apetito, nerviosismo, temblores y calor inusual.
La tiroides puede manifestar una alteraciones de su estructura, cuando la glándula aumenta su tamaño se lo denomina "bocio", esta disfunción puede clasificarse en: difuso (cuando toda la glándula está afectada uniformemente), nodular o polinodular (cuando uno o más nódulos han crecido en su superficie). Los nódulos tiroideos pueden manifestarse a través de un bulto en el cuello y generalmente son asintomáticos, pero en algunas oportunidades puede producir dificultades para tragar, respirar o incluso el paciente puede manifestar algunos cambios en la voz.
En la Argentina existen aproximadamente 2 millones de personas que sufren hipotiroidismo y estudios revelaron que la mitad de los afectados desconocen padecer esta afección ya que sus síntomas pueden confundirse con otras enfermedades. Además se estima que entre un 4% y 7% de la población puede presentar nódulos tiroideos detectables clínicamente. Generalmente los nódulos son benignos, mediante una punción se obtiene un diagnóstico certero del mismo.
Los trastornos tiroideos pueden afectar a personas de cualquier edad, aunque históricamente las patologías tiroideas se presentan con mayor frecuencia en las mujeres. Incluso, durante el embarazo, resulta imprescindible que la futura mamá tome los recaudos necesarios y preste especial atención a estas disfunciones. Es importante que la mujer que está al tanto de su hipotiroidismo, haga un control prenatal previo a la concepción para ajustar las dosis de hormonas tiroideas. Además el seguimiento trimestral es fundamental ya que, las dosis y requerimientos suelen aumentar durante el proceso de gestación.
Los nódulos tiroideos aparecen con mayor frecuencia en áreas con deficiencia de yodo, y en cuanto al riesgo de malignidad, aumenta cuando hay antecedentes de cáncer de tiroides dentro de la familia.
Es fundamental estar atentos a los síntomas para realizar la consulta temprana con el especialista. Actualmente existen tratamientos que se ajustan a las necesidades y condiciones de cada paciente. La tiroides es algo más que unos kilos extras.
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